14 julio 2012

La ingeniería hidráulica de los Incas (Parte III)


Las Fuentes

Cada fuente es única en su diseño particular, aunque todas tienen la misma forma general, función y disposición. El canal entrega el agua en el cuenco receptor y el chorro de agua sale por un orificio rectangular que cae en otro cuenco desde donde sale por un orificio de descarga de unos 4 cm de diámetro que envía el agua a la siguiente fuente. Para garantizar la privacidad, cada fuente está rodeada de un muro de 1,2 m de altura... ¡todo perfectamente tallado en piedra! cada fuente regula un caudal de 0,4 l/s. No se usaban para baño o lavado de ropa. Solo el emperador disponía de una sala de baño privada que desaguaba en el drenaje principal. El canal agrícola dispone de vertederos laterales para evacuar avenidas, mientras que el agua que no puede salir por los orificios de las fuentes, se desliza por el lecho y muros de piedra hasta infiltrarse al drenaje de las terrazas permeables.
Se han descubierto fuentes adicionales en zonas no desbrozadas.

Fuente

Vertederos laterales

Utilización de aguas subalveas

La infiltración en la zona no es fácil de controlar: casi 2000 mm de aportación anual en una cuenca de gran pendiente y muy difícil de trabajar con las herramientas de hace 500 años. Aunque aún no sabemos cómo lo hicieron (es posible que nunca sepa), sí podemos admirar y medir lo que hicieron y celebrar su perfecto estado de conservación. En la zona agrícola, 5 hectáreas de terrazas curvas, defendidas por perfectos muros de piedra, con aporte de tierra vegetal, arena gruesa con diferentes granulometrías estratificadas para favorecer la infiltración. En el fondo, grandes piedras sueltas, unidas por piedra fragmentada para asegurar la presencia de caminos preferenciales para el agua drenada, formando una completa red de drenaje escalonada, con canales ajustados a las laderas. No hay erosión severa, después de mas de 400 años de abandono.

En la zona urbana, con casi 9 hectáreas utilizadas  y más de 170 edificaciones cubiertas con techos de paja, se realizó una interconexión a base de escaleras y senderos que cubren la red de drenaje que discurre por debajo. Todo un ejemplo para nuestro urbanismo actual, en el que las redes de drenaje pluvial son ineficientes en muchos casos, con las secuelas de todos conocidas al producirse episodios intensos de precipitación. Más del 60% del trabajo constructivo de Machu Picchu (preparación del terreno, drenaje y cimentaciones), está enterrado y no se ve. Gracias a esto, aún podemos admirar el 40% restante.

El drenaje de las terrazas agrícolas aportaba 7400 m3/ha al año, mientras que el de la zona urbana producía 13.400. Por eso, cerca del 90% de la aportación anual de agua a la zona agrícola procedía del subsuelo y solo el 10% era debido a la escorrectía siperficial. En la urbana, los porcentajes eran respectivamente 40-60, debido a la impermeabilidad de los techos de paja y a los suelos urbanos compactos.

Sistema de drenaje 

Conclusión

A diferencia de los mesoamericanos precolombinos, los habitantes andinos del Perú carecían de un sistema de escritura, lo que ha impedido que lleguen hasta nosotros fielmente episodios de su historia, al no haber literatura anterior a la conquista.

A pesar de ello, disponemos de una riquísima información sobre su civilización, la que muestra su arquitectura, sus realizaciones artísticas, sus templos y ciudades, sus terrazas agrícolas, sus trabajos de irrigación y sus huesos y restos momificados. Gracias a ella, los arqueólogos han podido reconstruir la prehistoria de la Sudamérica andina.

Pero también disponían de un sistema mnemónico de ayuda a la memoria llamado "quipu" que se usaban para conservar registros históricos de dinastías y de personas, contenidos de almacenes y pagos de tributos y consistían en cuerdas con nudos de varios colores dispuestos en un orden particular. Y el problema es que solo el que lo hizo, podía interpretarlo.

Todavía quedan por aclarar muchos aspectos de la ubicación de Machu Picchu. No fue construida en un cruce de caminos ni en un lugar de encuentro. Solo está en un lugar donde es fácil rendir culto a los espíritus de la montaña, con numerosos afloramientos de rocas sagradas, alineadas y talladas para imitar los contornos de las grandes montañas andinas. El agua cae del cielo a la cuenca recolectora y es conducida por un complejo sistema de canales a las fuentes urbanas y a la zona agrícola, llegando finalmente al río Urubamba, al Amazonas y al océano donde comienza de nuevo el ciclo.

Machu Picchu fue el lugar donde el emperador podía comunicarse con sus deidades y participar en el gran ciclo de la vida, la tierra y el agua, manteniendo el equilibrio entre el mundo real y el sobrenatural, entre la biología y la cultura que nos completan como seres humano.

La contribucción de la ingeniería civil fue crucial para su construcción y ha permitido que 500 años más tarde, podamos aún disfrutar de su presencia casi intacta, fruto de una obra bien hecha. 





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